Detectar y eliminar pulgones de las plantas

 Control biológico para eliminar los pulgones del jardínHIGIA ofrece consejos de control de plagas para eliminar los pulgones que suelen afectar a las plantas ornamentales, principalmente a los rosales. También a los chopos, coníferas, árboles frutales y huertas.

Es preciso revisar la planta para detectar y eliminar los pulgones a tiempo, pues absorben la savia, y por ende, debilitan la vegetación. Es necesario el control de insectos porque atraen otras plagas que contagian enfermedades. Es una plaga bastante común que se extiende con rapidez.

 

Cómo detectar y eliminar pulgones

La planta se debilita por falta de nutrientes, exceso de riego o aumento de temperaturas, provocando la aparición de la plaga. Para cerciorarnos de su presencia hay que escarbar en las yemas tiernas y en el revés de las hojas donde se localizan organismos negros o verdes que dejan tras de sí un rastro azucarado, que llama a otras plagas y facilita su expansión al resto de plantas.

Una vez detectados, es momento de eliminar los pulgones. HIGIA recomienda llevar a cabo técnicas de control biológico de plagas, con el fin de realizar una agricultura ecológica. Las mariquitas y las crisopas se alimentan de los pulgones y ahuyentan a otros insectos maliciosos. En el caso de no ser eficaz o tener recursos limitados para su desarrollo, se puede combatir con productos fitosanitarios.

El momento idóneo para eliminar los pulgones es durante la primavera y verano, a partir de la primera o última hora del día. También se comercializan tratamientos preventivos que se realizan durante los meses de invierno si existe riesgo de ataque de plaga.

 

Consecuencia del ataque de la plaga y por qué eliminar los pulgones

La plaga se alimenta de la savia de la planta, afectando el tejido ejemplar, destruyendo sus hojas y debilitando los brotes nuevos. Se precisa eliminar los pulgones para que germinen frutos o flores.

Por otro lado, contagian enfermedades al resto de plantas. Las enfermedades más habituales son provocadas por hongos como el Seiridium cardinale, en cipreses y otras arizónicas, el Cenangium ferruginosum, en abetos, y la negrilla en los cedros, así como numerosas virosis que pueden aparecer en adelfas, cucurbitaceas o solanaceas.