Los depredadores naturales de la procesionaria del pino

Nido de procesionaria del pinoCon la llegada de la primavera, las orugas de procesionaria del pino descienden del árbol en largas filas con el fin de enterrarse y permanecer en forma de pupa hasta los meses de verano, cuando se produce la última fase de la metamorfosis: mariposa. Ésta volará hasta los pinos, cedros o abetos, nuevamente, para poner sus huevos y repetir el ciclo.

Las orugas, además de debilitar el árbol alimentándose de sus acículas, suponen un problema de salud pública, ya que producen urticarias y alergias en personas y animales. Debe extremarse la alerta en niños y mascotas, en los cuales la curiosidad no tiene límites, y pueden sufrir graves consecuencias, hasta el punto que la procesionaria del pino es mortal para los perros, que pueden llegar a morir asfixiados. Por ello, se precisa el control de las plagas.

Las orugas, a su vez, sirven de alimento para otros animales, que realizan un control biológico de plagas. Es decir, estas urticantes son la comida de otros depredadores, lo que permite reducir la plaga. Como técnicos HIGIA, empresa de control de plagas comprometida con el medio ambiente, afirmamos que la mejor forma de combatir y mantener controladas las poblaciones de procesionarias es fomentar la presencia de sus enemigos naturales.

Los insectos enemigos de la procesionaria son las hormigas, avispas y chicharras, éstas últimas se comen los huevos. Como mamíferos destacamos el lirón careto y el murciélago, el cual es un predador de las mariposas en verano, aunque bien es cierto que la mayoría de veces es repelido por el importante poder urticante de los largos pelos de sus orugas.


Entre las aves insectívoras hay grupos especializados en la búsqueda y captura de gusanos y orugas y, de ellos, determinadas especies se atreven incluso con las orugas de procesionaria. Los pájaros más valientes de pequeño tamaño son el Carbonero común (Parus major), es el más activo y atrapa a las orugas mientras come entre las hojas de los pinos e incluso abre las bolsas con lo que pueden llegar otros más pequeños, como el Herrerillo (Cyanites caeruleus); el Cuco (Cuculus canorus) es otro pequeño depredador. Entre las aves de mayor porte destaca el Críalo (Clamator glandarius), que expulsa los pelos urticantes después de comerse la larva. Cuando ésta se entierra el Mirlo (Turdus merula), en muchas zonas conocido como Tordo, rastrea los suelos para localizar y extraer orugas ocultas. Otro depredador es la Abubilla (Upupa epops), un ave magnífica, con alas y cola blanquiegras, un pico largo y fino, y su característica cresta (PutPut llamada en el Levante). La suerte de presenciar el arte de caza de la Abubilla no deja a nadie indiferente. Sigue un ritual largo de zarandeo y golpeado reiterado de la oruga cogida con el pico, con la intención del desprendimiento de buena parte de los molestos pelos urticantes.  A éstos se les une el cuervo y la urraca; ésta última, cada vez más extendida en hábitats urbanos, y como buen córvido, curioso en extremo, agresivo y voraz.


pajaros que comen procesionaria
Sin embargo, aunque los insectos y vertebrados son los que más llaman la atención, en el control natural de procesionaria merece una mención especial a la eficacia de unos hongos del suelo, que consiguen de un modo muy importante romper el ciclo biológico de esta especie plaga. Se trata de los hongos del género Cordiceps, cuyas esporas quedan atrapadas entre los pelos de las orugas en su descenso a tierra cada primavera. El enterramiento de las orugas y la humedad de la misma tierra que las envuelve favorecen la germinación de los hongos sobre la crisálida o pupa de procesionaria, alimentándose de estos tejidos orgánicos y matando la mariposa que se desarrolla en su interior. También son depredadores silenciosos, incansables y de máxima eficacia los virus, bacterias, himenópteros y dípteros.


En zonas amplias de pinos es común introducir depredadores naturales que minimicen la población de orugas, por ejemplo, una forma de fomentarlos es instalar cajas de nidos. Aunque, cuando la plaga es muy numerosa, la única solución eficaz y definitiva es la aplicación de tratamientos contra la procesionaria, por parte de profesionales de Sanidad Ambiental.